domingo, 17 de abril de 2011

Su trayectoria personal y artística










Luego de deambular por Chillán Viejo y Lonquén, en 1944 llegó a Santiago junto a su familia. Su juventud estuvo marcada por sus estudios de contabilidad, su ingreso al Seminario de la Orden de los Redentores de San Bernardo y su cumplimiento del servicio militar obligatorio. Se incorporó en 1953 al coro de la Universidad de Chile, momento en que inició formalmente su incursión en la música que ya había sido motivada por la labor de interpretación y recopilación folclórica de su madre, Amanda Martínez.

Sin embargo, su primera opción académica fue el teatro. Estudió, entre 1959 y 1961, actuación y dirección en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Durante toda la década de 1960 se consolidó como uno de los mejores directores de la escena chilena, obteniendo numerosos premios y reconocimientos del público y la crítica especializada. Fue, así, uno de los directores teatrales más importantes de su tiempo.
Paralelamente, su labor en la música popular la construyó desde su participación en el grupo Cuncumén, con el que trabajó entre 1957 y 1962.

Su discografía es una de las más ricas e interesantes de su tiempo. En 1969 obtuvo el triunfo en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, con su composición “Plegaria a un labrador”, que interpretó acompañado del conjunto Quilapayún. Se transformó, así, en uno de los principales símbolos de este movimiento musical.


Desde 1970 asumió un fuerte compromiso político participando activamente en las campañas electorales de la Unidad Popular y en el gobierno de Salvador Allende. En 1971 ingresó al cuerpo de artistas estables de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. El 11 de septiembre de 1973 acudió a cumplir sus labores a dicha universidad, donde fue tomado prisionero por tropas del Ejército de Chile, siendo brutalmente torturado y asesinado en el Estadio Chile. El 11 de septiembre de 1973 Víctor fue junto a otros músicos a cantar en la exposición contra el fascismo y la guerra civil que se inauguraba en la Universidad Técnica del Estado, cuando les sorprendió el Golpe de Estado. En esos momentos el periodista Sergio Gutiérrez le dijo a Víctor: “compañero, parece que llegó el momento de cambiar la guitarra por el fusil”. El contestó “no compañero, yo no sé disparar. La guitarra siempre sirve, aunque sea para animar a los combatientes”. Rodeados por el Ejército fueron arrestados y conducidos al Estadio Chile, dónde lo torturaron; en esos momentos empezó a escribir en pequeños papeles su último poema, que terminaría en el Estadio Nacional antes de que 34 balazos acabasen con su vida:


"Somos cinco mil 


en esta pequeña parte de la ciudad 


somos cinco mil


 ¿cuántos seremos en total en las ciudades  y en todo el país?"


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